martes, 5 de febrero de 2008

LIBROS - Beowulf, otra máscara para un héroe



La mayor parte de las literaturas han tenido su origen en textos que se basan en el relato de las hazañas de sus personajes. Este conjunto de obras son conocidas como textos épicos que, por tratarse de historias muy antiguas provenientes de la tradición oral, han sido transcritas en forma tardía. Estos poemas constituyen, entre otras cosas, una suerte de suma moral, en la que se atribuía al héroe el conjunto de las virtudes que estas sociedades primitivas exigían a sus prohombres.
El Beowulf es el poema fundacional de la literatura inglesa. Para tener una idea de lo que representa el Beowulf para la cultura británica, podemos decir que es equivalente al Cantar del Mío Cid para la literatura castellana; o a La Chanson de Roland, para la literatura Francesa; o yendo mas a los orígenes, comparable al lugar que ocupa la obra homérica dentro de la cultura griega.
En particular, el Beowulf es uno de los pocos textos que se conservan en inglés antiguo, el anglosajón, que es antepasado directo del idioma inglés y de los idiomas escandinavos actuales. El anglosajón, que se hablo en muchas regiones de Gran Bretaña durante más de 500 años, se introdujo en ese territorio con las invasiones sajonas, que entre los siglos IV y V contribuyeron al desmembramiento de la bretaña romanizada. De hecho, es la obra más antigua de la lengua inglesa, ya que data según se cree de una época posterior al siglo V, pero anterior al VIII. De este poema épico sólo se conserva una copia, que es apenas un manuscrito en inglés antiguo, copiado unos 200 años después. Esa copia única del Beowulf se conserva en el Museo Británico.
A pesar de ser la obra inicial de la cultura anglosajona, el Beowulf no está ambientado ni en Inglaterra, ni en ninguna región de las islas Británicas. La acción se desarrolla en la península de Jutlandia, en un tiempo de guerra entre las diversas tribus germánicas que la ocupaban, entre ellas, daneses, frisones o jutos, de quienes la región ha tomado el nombre.
Beowulf era hijo de la tribu de los Geats, cuyo nombre castellano es Gautas o Geatas. Estos Gautas tenían su nación en el Gotland, o los territorios que hoy son las regiones australes del mapa sueco, y cuyo nombre se conserva en una de las islas emplazadas en el mar Báltico, al sur de Estocolmo y frente a las costas de Estonia, Latvia y Lituania. Es muy probable que los Gautas compartan la misma rama germánica de las tribus Godas que, empujadas por la campaña de Atila y los hunos, invadieron el imperio Romano a partir del siglo IV.
Conociendo las desgracias que un ser maligno, de nombre Grendel, causaba entre los hombres del rey Hrotghar, Beowulf parte a tierra danesa para ofrecer su ayuda al atribulado monarca. Allí, y sabiendo que el filo de las espadas resulta inútil, vencerá al demonio Grendel sólo con sus manos. Y luego hará lo mismo con la madre de Grendel, en el fondo de un lago infestado de criaturas diabólicas.
El poema reúne los ingredientes fundamentales de la épica: un personaje de mucho valor, a quien la voluntad obliga a buscar el heroísmo, y cuyos objetivos, que son nobles para con los suyos, nacen del deseo combatir las fuerzas del mal. El Beowulf dice que quien quiera ganarse un renombre duradero debe despreciar la propia vida, y así resume en pocos versos el concepto de lo heroico en la antigüedad. Hay también un viaje, en el que el héroe busca su gloria y que también es generador de un cambio. Un camino que el héroe recorrerá para salir de él transformado. Es por eso que Borges relaciona al Beowulf con la Eneida romana; pero utilizando el mismo patrón lógico, es posible trazar equivalencias similares con otros mitos, como el de Jasón y los Argonautas, o la misma Odisea.
Tolkien, autor de la saga de la Tierra Media, no por casualidad profesor de anglosajón en la universidad de Oxford, conocía a la perfección el Beowulf, al punto de ser su referencia permanente para la creación de su universo de hombres, de orkos, elfos y el resto de su mitología semi apócrifa. De hecho, Tolkien admite que la secuencia final de Beowulf enfrentando a un dragón, ha sido su "inspiración"� para la escena en que Bilbo cumple con igual desafío, en las páginas de El Hobbit. A partir de esto, puede arriesgarse que la lectura del Beowulf es fundamental para comprender el origen de estos artefactos que apasionan a los jóvenes de los siglos XX y XXI.
Amigo de la casa y de todas las casas, Borges solía afirmar, como lo declara Martín Hadis, autor del libro Excéntricos y literatos, en el que bucea en la genealogía del escritor, que fue la abuela paterna quien le enseñó, en inglés antiguo y cuando todavía era un chico, los primeros versos del Beowulf, que luego él, algo más grande, aprendería de manera perfecta.
El texto completo del Beowulf, en español y en inglés, puede consultarse en: http://www.elistas.net/lista/geotm/ficheros/1

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