miércoles, 3 de febrero de 2010

CINE - Enseñanza de vida (An education), de Lone Scherfig: En la boca del lobo


-Ves, todo es hermoso acá; descansa –dijo él- y quita ese delantal.
Mientras el delantal caía, él se transformó; ella lo desconocía.
Lo veía negro, ahora, brillante, como con disfraz, como con máscara, y con otra pierna, otro brazo, un gajo en la mano, pero de sí, con la punta quemando, florida.

El fragmento pertenece a las primeras páginas de Camino de las pedrerías, libro de relatos eróticos de la uruguaya Marosa di Giorgio y es posible encontrar infinitas referencias similares a lo largo de toda su obra. Brutal, siempre en femenino, di Giorgio persiste en alucinar el fin de la inocencia describiendo el despertar sexual como un pacto diabólico, y a la adolescencia como un infierno que de una forma u otra se acaba por habitar. Basada en las memorias de la periodista inglesa Lynn Barber y nominada a los Oscar como mejor película y guión adaptado, Enseñanza de vida discurre sobre esa etapa en la que el mundo termina de abrirse y va adquiriendo una forma nueva y definitiva, mientras los delantales caen exponiendo la carne aun tierna.
Ese estar desencajado es el mal que afecta a Jenny: ningún lugar es su lugar; y si en la escuela se destaca entre niñas abúlicas, no es porque ahí esté a gusto. Es la inercia de un padre más ansioso que ocupado, la que la empuja a conseguir una vacante en la privilegiada universidad de Oxford. A pesar de sus dulces 16, de entrada se nota que Jenny tiene encendidas de sobra las luces que en Jack, su padre, parecen haber estado siempre apagadas. Ante el asedio constante de ese padre obsesionado, la aparición de David representa para Jenny la posibilidad de acceder a un mundo cuyo deseo implica despreciar el suyo propio.
Pero David no es un chico de la edad de Jenny. Es un hombre, un seductor que sabe cómo deslumbrar a esa voraz y frustrada familia de clase media, que entre conformismo y racismo se pretende decorosamente victoriana, aunque es capaz de entregar a la primogénita al sacrificio con tal de arañar la salvación. A diferencia de Humbert Humbert, David no parece tener ningún conflicto con su deseo y ahí está, disfrutando de la vida de igual a igual junto a su Lolita. La niña se ve en la encrucijada de elegir entre lo “malo” conocido y la fascinación de lo por descubrir. Y todo parece guiarla en la misma dirección: la vista gorda de sus padres, la afectuosa pero no inocente complicidad de David, la lógica zonzera de sus iguales y la falta de argumentos de sus educadores. Pero sobre todo su propia suficiencia, esa candidez que hace que los adolescentes se crean mayores.
Aunque la película del hombre lobo se estrena la semana que viene, en Enseñanza de vida no tardará de aparecer uno, cubierto con un edredón de tibia lana. Hasta allí, la directora danesa Lone Scherfig había conseguido llevar adelante su película de manera soberbia, haciendo gala de un pulso narrativo medido, en el que se destaca un inteligente uso del humor y una atractiva representación de época, que incluye tanto vestuarios y locaciones como una precisa banda sonora. Y un elenco impecable, desde la luminosa Jenny que compone Carey Mulligan -también nominada con justicia al Oscar como mejor protagonista femenina- al notable conjunto de secundarios, en donde es difícil destacar a uno sin olvidar injustamente a otros. Pero sólo hasta allí. El final de la película, si bien mantiene los méritos enumerados, no consigue dar con el recurso adecuado para cerrar el cuento de la Caperucita Roja. O lo que es peor, cayendo en algunos otros que lesionan la solidez con que se llega a ese tercer acto, cediendo a la tentación del final feliz (ese infierno del cine, tan útil en tiempos de Oscars). Desde el tono aleccionador con que se reparten responsabilidades al mito de la autosuperación, y los esperables mea culpa, todo conspira para que el espectador sienta, después de haber sido agasajado y seducido, que un poco también se lo ha engañado como una colegiala a la que le piden que se quite el delantal.

Artículo publicado originalmente en la sección Cultura y Espectáculos del diario Página 12.

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