viernes, 17 de junio de 2011

MUSICA - Ciclo de bandas extremas en el Palais de Glace: Domingos de Metal en ciudad Gótica

The Unborn
La cultura siempre ha tenido espacios oficiales, en los que el Estado destaca aquellas expresiones con las que desea identificarse. No es extraño que durante las fiestas del Centenario, quienes quisieron refundar a la Argentina como una cápsula europea en Sudamérica aplastaran todo atisbo de cultura original (Folklore) o despreciaran expresiones mestizas (Tango), en pos de un status quo con la vista puesta en París. El mensaje marcaba con firmeza quienes estaban dentro y quienes fuera de aquel sistema. Un siglo más tarde, el festejo del Bicentenario resultó la expresión múltiple de una cultura argentina más real; un cadáver exquisito que se vuelve más delicioso mientras más amplio es su abrazo. Sin embargo los márgenes siguen existiendo y en ellos también se escribe.
Betrayer
El Heavy Metal nació con Black Sabbath como variante pesada y ominosa del rock a fines de los 60, y evolucionó en una extensa trama de subgéneros. Por su lado, el Gótico representa una expresión más oscura y romántica que suma otras influencias, del Post-Punk al folklore europeo y la música medieval. Ambos géneros tienen una tradición en la Argentina, pero sus artistas y seguidores nunca fueron atendidos dentro del marco cultural como formas válidas de expresión, relegándolas al sótano de las subculturas. Hasta ahora.
Lúmine Críptica
Todos los domingos de junio a las 18, en el primer piso del Palais de Glace, Posadas 1720, la Secretaría de Cultura de la Nación organiza el primer ciclo dedicado a los géneros extremos, reuniendo a siete bandas que representan la amplitud de esa escena: The Unborn, Lingerbliss y Santo Grial; Betrayer y Rawbox (se presentan mañana), más Lúmine Críptica e Inazulina, que tocarán el próximo 26. Lo primero que aparece entre los músicos, es el menosprecio cotidiano que deben superar para poder expresarse como artistas. Astaroth, miembro de The Unborn, habla de la dificultad para “gestionar ámbitos que funcionen como alternativa al capitalismo sin riesgo que proponen los espacios privados, donde la banda paga todo pero las condiciones son, como mínimo, de atropello”. Y así surgió el proyecto. “Dejé mi proyecto en mesa de entradas de la Secretaría de Cultura y cuando llamaron para decirme que me iba a recibir José Luis Castiñeira de Dios, el Director Nacional de Arte, no lo podía creer”.
Rawbox
–¿Hay una solución para el problema de base, esa ausencia un lugar digno para tocar?
Buda (Inazulina) –La idea es generar un circuito alternativo para contener a las bandas que empiezan o no tienen medios para mostrar lo que hacen, porque después de la desgracia de Cromagnon muchos espacios cerraron y el negocio se monopolizó.
–¿Qué tipo de representación social tienen como género?
Anílorac (Inazulina) –No es necesario restringir una expresión artística de esa manera. Dentro de géneros que tienen una riqueza interna tan grande, como el gótico o el metal, encontrás también gran variedad de estéticas o de miradas políticas y filosóficas.
–Pero hay algo que representan estos géneros que los ha ido marginando.
Martín (Lúmine Críptica) –Por ahí en los 80 el Heavy estaba mal visto, pero a esta altura todos los géneros se escuchan en cualquier estrato social. Hoy podés ir a trabajar de saco y corbata, y a la noche ir a un recital de Metal o a una bailanta.
–¿Qué significa este ciclo para ustedes como artistas?
Martín –Tocar en el Palais de Glace nos permite llegar a otro público, que no es el que nos va a ver a Quilmes o a Morón. Pero estaría bueno que vinieran todos.
Lucille (Lingerbliss) –No es sólo una reivindicación para nosotros como músicos, sino también para él público, aunque sean una minoría. No me importa si no se llena el Palais de Glace, porque los que vengan tienen tanto derecho a un ciclo que los contemple como los que consumen géneros masivos.
Buda –Esta es una apuesta de la Secretaría, dónde están midiendo si estamos en condiciones de sostener un ciclo. Falta difusión, pero este es el comienzo de una experiencia y después habrá que hacer el balance.
E-jay ali (Santo Grial) –La difusión termina siendo todo. No sólo necesitamos el apoyo de la Secretaría, sino de todos los medios posibles.

Santo Grial
–¿Ese déficit de difusión provoca otros problemas?
Astaroth –No tengo dudas de que cualquiera de nuestros discos le gustaría a mucha más gente si tuviese mayor espacio en las radios.
Anílorac –Pasa que los productores enseguida quieren saber a quién va dirigido lo que hacés. Y en esa pregunta hay un juicio: esto sirve si va dirigido a una multitud y si no, no sirve. El ciclo apunta contra eso: es una posibilidad de hacerle llegar a mucha gente una cantidad de propuestas distintas.
Hernán (Rawbox) –Y nos alegra, porque ante la posibilidad de desaparecer, con este agujerito encaramos un cambio energizante, que representa lo que siempre quisimos hacer.
Astaroth –Pero al mismo tiempo si no lo proyectás en función de una continuidad, pierde cualquier tipo de impacto o razón de haberse hecho.
Lucille –Nos gustaría que la continuidad no dependiera de tener que demostrar que en dos días podemos organizar un movimiento. Ese es un cambio que requiere tiempo y sobre todo, apoyo.


Una mirada más amplia de la cultura

Inazulina
–¿Qué significa que propuestas históricamente consideradas como marginales, hayan sido integradas a la agenda de la cultura oficial?
Anílorac –Nos sorprendió, sobre todo por ese marco tan pobre de posibilidades al que estamos acostumbrados. Sorprende la posibilidad de tocar en este lugar, donde se entiende que el artista da un espectáculo y que ese trabajo debe ser remunerado para asegurarle sustento. Porque hacer música no tiene por qué reducirse a un pasatiempo, sino que se lo debe considerar como el medio de vida de las personas que nos dedicamos a esto.
–¿Sienten que no son tenidos en cuenta como artistas?
Lucille –Es que es una cuestión cultural. Imaginate que hay gente que no sabe que hay una obra social de músicos. Se preguntan: ¿por qué?, ¿es un trabajo ser músico? Entonces no creo que sea sólo cómo se nos percibe a nosotros como movida marginal, sino cómo el resto de la sociedad percibe al artista en general.
E-jay ali -Hace poco estuvimos en Brasil, en San Pablo, y nos asombró ver con que respeto se trata allá a los músicos.
Anílorac –Es importante este reconocimiento, aunque uno tiende a sentirlo como un privilegio por el estado de las cosas, pero en realidad debería ser un derecho que existiera un espacio público en el que se pudiera participar y brindarse a la sociedad. Porque un artista cuándo se presenta lo que hace es ofrecer un trabajo propio con la intención de compartirlo.

Lingerbliss
–¿Por qué creen que los géneros extremos no suelen ser considerados como expresiones culturales?
Anílorac –Pero ¿qué es la cultura? ¿Qué es la cultura argentina? Si nos ponemos a indagar, no es sino el ensamble de un montón de invasiones que aniquilaron las culturas originales. Entonces, ¿por qué sería diferente con nosotros, que hacemos música gótica o extrema, cantamos en inglés y tampoco pertenecemos a aquellas raíces? Es verdad: el rock en general tiene mucha influencia europea o norteamericana, pero este mestizaje cultural es lo propio del 2011, independientemente de los límites que puede marcar una bandera.


Artículo publicado originalmente en la sección Cultura de Tiempo Argentino.

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